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Lucía
La Generación Z no solo consume snacks, los vive. Los convierte en contenido, en conversación, en statement de personalidad. Por eso, entender cómo conectar con ellos es clave si quieres que tu producto no se quede olvidado en la estantería… o en el fondo del algoritmo.
La Gen Z no busca solo sabor: busca espectáculo multisensorial.
Snacks con oro comestible, especias exóticas, capas inesperadas, brillos, crunchs exagerados... Cada bocado tiene que merecer un vídeo reacción.
El FOMO sigue siendo una de las herramientas más poderosas para activar a la Gen Z.
Un sabor que desaparece pronto es automáticamente más atractivo. Y si encima tiene estética para redes, tenemos combo ganador. Desde galletas con sabor a helado de verano hasta snacks con temáticas de series o festividades, lo importante es que el consumidor sienta que está probando algo único y efímero.
¿Chuches que nos recuerdan a la infancia? Sí. ¿Pero con diseño del 2025? También.
La Gen Z es nostálgica, pero exigente. Busca reconectar con sabores de siempre, pero adaptados a su estilo de vida actual: visualmente potentes, sostenibles si es posible, y con algún twist cool. Lo retro vuelve, pero nunca tal cual. Vuelve con filtros, branding y storytelling que merecen ser parte de su feed.
¿Y entonces, qué hacemos con todo esto?
Si trabajas en una marca de alimentación, estas tres tendencias no son simplemente modas: son señales. Señales de una generación que quiere sentir, jugar y compartir. No basta con estar en el punto de venta. Hay que estar en sus pantallas, en sus scrolls, en sus memes.
Desde We Are Family ayudamos a marcas globales a entender y activar su conexión con las nuevas generaciones. Analizamos lo que les emociona, lo que les mueve y lo que comparten. Y lo convertimos en estrategias que funcionan (en la vida real y en la digital).
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